Un volcán es una estructura geológica, por la cual emergen el magma
(roca fundida) y los gases del interior de un planeta. El ascenso ocurre
generalmente en episodios de actividad violenta denominados «erupciones».
Al acumularse el material arrastrado desde el interior se forma una
estructura en la superficie que puede alcanzar una altura variable desde
unas centenas de metros hasta varios kilómetros. El conducto que
comunica el reservorio de magma o cámara magmática en profundidad con la
superficie se denomina Chimenea. Esta termina en la cima del edificio
volcánico, el cual está rematado por una depresión o cráter
Algunos volcanes después de sufrir erupciones grandes, se colapsan
formando enormes depresiones en sus cimas que superan el kilómetro de
diámetro. Estas estructuras reciben el nombre de calderas.
La viscosidad (fluidez) de las lavas arrojadas por volcanes depende
de su composición química. Así, las lavas más fluidas, o de «tipo
hawaiano», tienen composiciones ricas en hierro y magnesio y tienen un
índice bajo de sílice. Cuando emergen por la chimenea se almacenan en el
cráter o caldera hasta desbordarse, formándose ríos de magma que pueden
fluir distancias de varias decenas de kilómetros.
Las lavas más viscosas tienen un alto contenido en sílice y vapor de
agua. Dado que fluyen pobremente, forman un tapón en la chimenea que da
lugar a erupciones explosivas, aumentando el tamaño del cráter. En casos
extremos pueden destruir completamente el cono volcánico como sucedió
durante la erupción del Monte Santa Helena, en el estado de Washington,
(Estados Unidos) en 1980.
La lava no erupciona siempre desde una chimenea central; puede
abrirse camino también a través de aberturas en los flancos del volcán.
Si estas erupciones son continuas pueden dar lugar a lo que se conoce
como cono parásito. El volcán Etna, en Sicilia (Italia), posee más de
200 de estos conos parásitos y algunos de ellos sólo expulsan gases.
Estos últimos se llaman fumarolas.
Por lo general, los volcanes están asociados a los límites de placas
tectónicas, aunque hay excepciones como el vulcanismo de puntos
calientes o hot spots ubicados en el interior de placas
tectónicas, tal como es el caso de las islas Hawaii; esta teoría es
barajada también para explicar el origen del Archipiélago Canario.
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