Un
      trabajo de talleres artísticos en el currículo común se hace cada vez más
      necesario, y más aún en contextos desfavorables, estamos inmersos en una
      sociedad muy conflictuada, con una casi tercera parte de la población en
      situación de pobreza. La emergencia social es una realidad que lastima.
      La atención en las necesidades básicas fisiológicas es lo primero que
      se está procurando atender, por eso recalco, con todo el énfasis posible
      que, “la emergencia social conlleva implícita, una emergencia
      cultural”.
      
      
      
La
      deserción es un grave problema, no hay propuestas que atraigan a nuestros
      jóvenes agobiados por una situación penosa.
      
      
      
La
      educación artística juega un rol fundamental en la planificación y
      concreción de los cambios imprescindibles del país, tanto en lo nacional
      como en lo local.
      
      
      
Se
      debe garantizar el acceso a la educación artística como un derecho del
      ser humano, son los pilares de la formación del hombre universal, así
      remontamos a la historia donde nació la escultura, la música, etc. Los
      talleres de arte en el currículo común supone un avance en los valores y
      en todas las disciplinas para formar un ser humano más bello, mas sano, 
      con capacidad de asombro frente a la naturaleza y a las cosas, a
      ser reflexivo, a la formación de seres creativos y por ende a la formación
      plena de una persona crítica.
      
      
      
Los
      talleres de las artes ayudarán al proceso, tantas veces áridos de un
      programa de historia, filosofía, idioma español, ciencias… Porque el
      arte entra por la piel, los sentimientos, el amor a la naturaleza, y el
      conocimiento se vuelve más cálido y selectivo.
      
      
      
El
      taller literario tiene el don particular de ser articulador para la
      integración de las demás artes y el trabajo en redes, y es en este
      camino de unión que se hará posible educar para la diversidad y hacer
      posible una sociedad más justa y solidaria.
      
      
      
Propongo
      la obra de Aníbal Sampayo con ese objetivo, para ello es necesario que,
      los educadores, la mayoría la comiencen a leer, que la asimilen y la
      incorporen,  y saquen las
      conclusiones de lo que estoy planteando. Bien podría estar en los
      programas de los Institutos de Formación Docente para cuando el joven
      maestro egresado ya, tenga claro cómo manejar este material, ya conocido,
      discutido y asimilado, pueda insertarlo en su planificación..
      
      
      
El
      arte implica un camino LIBERADOR donde todo es posible y hace el dulce
      milagro de abrir puertas y quizás  podamos
      retener aquellos niños marginados del sistema y la mayoría desertores de
      la educación popular. 
La
      palabra de Aníbal va acompañada de guitarra y arpa, (y otros
      instrumentos) que alivian las tensiones y nos transportan a nuestros
      montes, a la pampa muchas veces, a los sonidos de todos los pájaros, al
      correr del agua, al sentir de ser orientales y el sentido latinoamericano.
      No tiene fronteras, y el aprendizaje llega cálido con perfume a espinillo
      y a laurel. Unido intrínsicamente a la problemática de la vida del
      hombre.
      
      
      
La
      esencia de nuestro idioma proviene de una conjunción de fauna y flora indígena
      a la cual “ellos” le dieron nombres.
      
      
      
      
Ya
      el nombre de nuestro país nos introduce al idioma de la selva, de los pájaros,
      del murmullo sonoro y onomatopéyico de las grandes cataratas, de la miel
      de las lechiguanas, del amor a la libertad. Su armónica profundidad, se
      identifica con una raza de superior espíritu altruista, donde en cada
      gesto conlleva la arcilla fundadora de su creador, Tupá.
      
      
      
      
Es
      el idioma del pensamiento generador de ideas, capaces de poner el exacto
      concepto de originalidad en cada frase construida, con la esencia misma de
      la poesía y la clara filosofía de la vida. 
      
      
      
      
La
      incursión de los guaraníes por nuestra tierra data de mucho tiempo atrás
      desde 1662, en las reducciones de San Miguel del Río Negro, en las que se
      extraen los primeros, datos de su asentamiento. Pero la presencia
      destacada comienza con los troperos de las Misiones Guaraníes, que sin
      duda los que dejaron en sus continuas correrías de las vaquerías, los
      nombres definidores de nuestro mapa nacional. Emilio Coni, lo documenta
      con estas palabras: “Los primeros hombres que corretearon las cuchillas
      uruguayas, que enlazaron, bolearon, desgarretaron reses bravas, que
      hicieron cueros, sebeadas y que arrearon grandes tropas de ganado, y que
      pasaron con ellas los grandes ríos, como el Negro, el Uruguay y otros,
      fueron los Tapes, guaraníes de las Misiones” 
      
      
      
      
URUGUAY
      (Río que circunda todo el litoral uruguayo, y que da nombre al país)
      
      
      
      
URU,
      ( gallina de monte), GUA ( posesión de un lugar determinado ); Y (agua o
      río). El significado sería entonces, Río de los Urúes, o de las
      gallinas del monte. 
      
      
      
      
Paysandú
      fue fundado por indios guaraníes, y puesto principal al sur de las
      Misiones Jesuíticas, con el centro de poder en Yapeyú, Corrientes.
      
      
      
      
Paysandú
      fue fundado por indios guayanés, y puesto principal al sur de las
      Misiones Jesuíticas, con el centro de poder en Yapeyú, Corrientes.
      
      
      
      
El
      primer cacique de Paysandú, lo fue Vicente Arachuá, más conocido por
      Misaí, y poseía campos de cuatro leguas a la redonda. Fue junto a otros
      caciques integrante del cabildo Yapeyuano. Los nombres de otros
      cabildantes eran: Inocente Taratá, Francisco Guayayá, Mariano Aybuy y
      Felipe Caburé. 
      
      
      
      
Luego
      intentaron sacarles sus tierras: decía Marimón: “las
      tierras que poseemos ( las Misiones ), se extienden desde el Ybycui, sobre
      la margen del Uruguay, hasta el arroyo Bellaco, por espacio de 150
      leguas…”
      
      
      
Si
      se duda de la palabra de Sampayo, simplemente hay que reflexionar de todas
      las palabras que nos rodean y usamos constantemente, inclusive el nombre
      del departamento “Paysandú”. 
      
      
      
      
(Del
      libro “Nuestras Raíces,
      Toponimia, Flora y Fauna guaraní en el Uruguay” de Aníbal Sampayo) 
      
      
      
-
      Siento muy hondo el sentir de la maestra Gabriela Mistral que enseña el
      himno y la plegaria mientras los hierros le abren el pecho generoso y “más
      anchas le dejan las cuencas del amor”.
      
      
      
Porque
      supo decir: “Creo en mi corazón en el que siembra, por el surco sin fin
      fue acrecentado. Creo en mi corazón siempre vertido pero nunca
      saciado”.
      
      
      
Y
      en el silencio sólo quebrado por el canto de un pájaro aparece alzarse
      la voz de la pacifista que vivió combatiendo y defendió al “mujerío”,
      al indígena, al labriego, al niño para que todos gozaran del derecho de
      la educación y tuvieran en sus manos libros, además de aquel único
      libro arrugado y vertical de trescientas montañas. A Gabriela, como
      maestra, por sentir esa vocación inmensa y el amor hacia los niños y su
      preocupación por aquel necesitado y viviendo en los horrores de la
      pobreza. En sus trabajos literarios manifiesta siempre ese sentir tan
      profundo por ellos, por el indio, por el labriego.
      
      
      
Y
      en nuestro país, las voces siempre vigentes de los grandes maestros
      Jesualdo Sosa, Julio Castro…”Las necesidades del niño no pueden
      esperar, no podemos decir mañana”.
      
      
      
“El
      pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la
      instrucción del pensamiento y en la dirección del pensamiento”.
      Ser
      culto es el único modo de ser libre”. José Martí
                    
                            
      
      
      
Esta
      propuesta está planteada como una forma distinta, creativa, en talleres
      dinámicos expresivos donde el saber pueda entrar con el sonido de una
      guitarra o un arpa, con sonidos de pájaros y olor a espinillos, buscando
      todas las estrategias posibles para atrapar e incentivar a tantos niños
      que el sistema educativo deja afuera.
Cuando
      los educadores estudien y conozcan realmente la obra de Aníbal Sampayo
      podrán corroborar por sus propios medios que, estarán educando en
      historia, geografía, sociología, tradición, patrimonio…y sobre todo
      en “valores”. Y llegará la contención necesaria donde se despierte
      la capacidad de asombro, el sentido ético y estético que hará posible
      la formación de seres más bellos, más buenos, mejores y sobre todo
      “críticos”. Por supuesto que, esta forma creativa estará
      alimentando, cimentando, cooperando con todas esas áreas educativas que
      solicita la programación por niveles, no suplantando sino
      “cooperando”, y la historia, geografía, ciencias naturales, lengua,,,
      no será tan árida, sino que tendrá el don de endulzar y darle el sabor
      rico que se necesita para poder asimilar, entender y aprender con otra
      estrategia.. 
      
      
      
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