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lunes, 22 de junio de 2015

corazon .lectura por placer



CORAZÓN
EDMUNDO DE AMICIS

EL PRIMER DÍA DE ESCUELA
Lunes, 17.
Hoy, ¡primer día de escuela! ¡Pasaron como un sueño aquellos tres meses de vacaciones consumidos en el campo! Mi madre me condujo esta mañana a la sección Bareti para inscribirme en la tercera elemental. Recordaba el campo, e iba de mala gana. Todas las calles que desembocan cerca de la escuela hormigueaban de chiquillos; las dos librerías próximas estaban llenas de padres y madres que compraban carteras, cuadernos, cartillas, plumas, lápices; en la puerta misma se agrupaba tanta gente, que el bedel, auxiliado de los guardias municipales, tuvo necesidad de poner orden. Al llegar a la puerta sentí un golpecito en el hombro; volví la cara: era mi antiguo maestro de la segunda, alegre, simpático, con su pelo rubio rizoso y encrespado, que me dijo:
-Con que, Enrique ¿es decir que nos separamos para siempre?
Demasiado lo sabía yo; y sin embargo, ¡aquellas palabras me hicieron daño! Entramos, por fin, a empellones. Señoras, caballeros, mujeres de pueblo, obreros, oficiales, abuelas, criadas, todos con niños de la mano y cargados con los libros y objetos de que antes hablé, llenaban el vestíbulo y escaleras, produciendo un rumor como cuando se sale del teatro. Volvía a ver con alegría aquel zaguán del piso bajo, con las siete puertas y las siete clases, por donde pasé casi todos los días durante tres años. Las maestras de los párvulos iban y venían entre la muchedumbre. La que fue mi profesora de la primera superior que saludó diciendo:
-¡Enrique, tú vas este año al piso principal, y ni siquiera te veré al entrar o salir! –y miró con tristeza.
El director estaba cercado por una porción de madres que le hablaban a la vez, pidiendo puesto para sus hijos; y por cierto que me pareció que tenía más canas que el año pasado… Encontré algunos chicos más gordos y más altos de cómo los dejé; abajo, donde ya cada cual estaba en su sitio, vi algunos pequeñines que no querían entrar en el aula y se defendían como potrillos, encabritándose, pero a la fuerza les hacían entrar en clase, y aun así, algunos se escapaban después de estar sentados en los bancos; otros, al ver que se marchaban los padres, rompían a llorar, y era preciso que volvieran las mamás, con lo que la profesora se desesperaba. Mi hermanito se quedó en la clase de la maestra Delcato; a mí me tocó el maestro Perdono, en el piso primero. A las diez, cada cual estaba en su sección; cincuenta y cuatro en la mía; sólo quince o dieciséis eran antiguos compañeros míos de la segunda, entre ellos Deroso, el que siempre sacaba el primer premio. ¡Qué triste me pareció la escuela recordando los bosques y las montañas donde acababa de pasar el verano! Hasta me acordaba con pena de mi antiguo maestro, tan bueno, que se reía tanto con nosotros; tan chiquitín, que casi parecía un compañero; y sentía no verlo allí con su cabeza rubia enmarañada.
Nuestro profesor de ahora es alto, sin barba, con el cabello gris, es decir, con algunas canas, y tiene una arruga recta que parece cortarle la frente; su voz es ronca y nos mira fijo, fijo, uno después de otro, a todos, como si quisiera leer por dentro de nosotros; no se ríe nunca. Yo decía para mí: “He aquí el primer día. ¡Nueve meses por delante! ¡Cuántos trabajos, cuántos exámenes mensuales, cuántas fatigas!”.
Sentía verdadera necesidad de encontrar a mi madre a la salida, y corrí a besarla en la mano. Ella me dijo:
-¡Ánimo, Enrique, estudiaremos juntos las lecciones!
Y volví a casa contento. Pero no tengo el mismo maestro, aquel tan bueno, que siempre sonreía, y no me ha gustado tanto esta clase de la escuela como la otra.
DICCIONARIO
• cartillas
• bedel
• empellón
• zaguán
• párvulos
• muchedumbre
• encabritarse
• enmarañar
CUESTIONARIO – COMPRENSIÓN LECTORA
• ¿En qué lugar fueron las vacaciones de Enrique?
• ¿Comenzó feliz su primer día de clases? ¿Qué recordaba?
• ¿En qué clase se inscribió?
• ¿Por qué las calles y las librerías estaban llenas de gente?
• ¿Cómo se llamaba su maestro?
• ¿Cómo era físicamente?
• El ruido al entrar a la escuela ¿a qué era parecido?
• ¿A qué piso iba Enrique?
• ¿Cómo encontró físicamente a algunos de sus compañeros?
• ¿Qué pasaba con los más pequeños?
• ¿Cuántos eran en su clase?
• ¿Cuántos ya eran conocidos para Enrique?
• ¿Recuerdas cómo se llamaba el compañero que era el mejor de la clase?
• ¿De qué manera Enrique recordaba al viejo maestro?
• ¿Con quién quería encontrarse a la salida?
• ¿Quién le dio ánimo?
• ¿Cómo volvió a su casa?

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