Paulina Luisi. Liderazgo, alianzas y desencuentros de las sufragistas
Índice
- Paulina Luisi. Liderazgo, alianzas y desencuentros de las sufragistas
 - Nacimiento de una feminista
 - Complejidades feministas
 
Nacimiento de una feminista
El
 padre de Paulina, Ángel Luisi (Pisa, 1846), cursó estudios de derecho 
que abandonó para enrolarse en las luchas de la unificación de Italia. 
Acompañó a José Garibaldi en la campaña de los Vosgos y fue testigo de 
la Comuna de París (1870) primer intento de plasmar el sueño socialista.
 Un padre héroe de las luchas liberales y románticas de la época, las 
que alimentaron el imaginario de masones y socialistas finiseculares 
tuvo una perdurable influencia en los desarrollos políticos y 
profesionales de Paulina y sus hermanas.  Se podría aventurar que un 
padre con estas características predispondría a sus hijos –aun siendo 
mujeres- para emprender acciones “libertadoras” de largo aliento. 
Josefina
 Janicki era una mujer culta, que ejercía como maestra en Dijon donde 
residía con sus padres, exiliados polacos. Angel y Luisa se casaron en 
1872 y emigraron a la Argentina, se radicaron en Colón Provincia de 
Entre Ríos allí nació Paulina en 1875, la mayor de siete hermanos. Ambos
 padres fundaron una escuela “moderna”que incluia la experimentación, 
lecturas libres, educación física y la observacion de la naturaleza. 
Ángel fundó al mismo tiempo la Biblioteca Fiat Lux y una Logia Masónica.
 En 1878 decidieron mudarse a Paysandú donde reiteraron la experiencia 
educativa anterior creando una escuela con los mayores adelantos 
pedagógicos. 
No resulta extraño que Paulina y 
Anita, las dos hijas mayores del matrimonio hayan sido maestras. En 1887
 la familia se traslada a Montevideo al tiempo que Paulina ingresa en el
 Internado Nacional de Magisterio. Completó su formacion dirigida poor 
María Stagnero de Munar a quien siempre reconoció como su formadora. La 
escuela del período – Reforma Escolar mediante- fue un tamiz integrador 
de la sociedad “aluvial” para los hijos de inmigrantes llegados 
masivamente al país. 
Paulina tenía 13 años a su 
ingreso al Internado y aquí se formó su matriz política, desarrollada 
más tarde en la lucha por los derechos civiles y políticos de la mujer. 
La educación, la política y la conformación del país para ella iban 
juntos. ¿Soñaba con su futuro cuando escribía que el médico podía, “! 
Devolver la vida, detener la sangre, enderezar al jorobado, dar habla al
 mudo…cambiar agonía por sonrisa…”? lo cierto es que otorgaba al médico 
las cualidades de un “dios” laico. 
En 1900 inició
 los estudios de medicina que culminó en 1908, siendo la primera mujer 
en recibir un título universitario. Los testimonios sobre las 
dificultades que enfrentó en sus estudios de Medicina hablan de una 
guerra sin cuartel que le habrían hecho sus compañeros varones. El 
sacrificio valió la pena porque el ejemplo de Paulina sirvió para 
quebrar el modelo de “mujer de su casa” al que estaba acostumbrada la 
sociedad bien pensante. Ella abrió paso a una correntada de mujeres 
universitarias. 
Las
 dos primeras décadas del siglo XX fueron de una gran efervescencia 
política. El estado asumió un rol protagónico en la vida económica, las 
comunicaciones y la expansión del sistema educativo. Una legislación 
social avanzada, la secularización de la vida pública y privada y una 
política tutelar con respecto a la mujer fueron algunos de sus rasgos 
característicos. Este proyecto de país – hoy conocido como el Uruguay 
Batllista, por la impronta dada por José Batlle y Ordóñez, dos veces 
presidente de la República, 1903-1907, 1911-1915-, se destinaba a 
favorecer a los sectores urbanos, a una naciente clase media y un 
proletariado industrial a los que se integraron los inmigrantes europeos
 y sus descendientes. El resultado fue la transformación del Uruguay en 
el primer “Estado de Bienestar” de América Latina.
Una de las primeras iniciativas para la puesta en marcha de ese “País Modelo”2fue
 la de cambiar la vieja Constitución de 1830. Los “apuntes para la 
reforma” (1913) publicados por José Batlle y Ordoñez proponían un 
ejecutivo colegiado y el voto universal masculino, una parte sustancial 
de esa propuesta. Las feministas aprovecharon esta coyuntura para 
reclamar sus derechos como ciudadanas. De ahí en adelante se entabló la 
lucha por el sufragio femenino que costaría más de dos décadas de 
marchas y contramarchas.
Ese es el contexto en el 
que la doctora Paulina Luisi se erigió en  la “leader feminista 
uruguaya” como la nombraron sus contemporáneos. Su trayectoria no fue la
 de una rebelde dispuesta a provocar escándalos al estilo de Roberto de 
las Carreras, Julio Herrera y Obes o Delmira Agustini. Su perfil se 
acerca más al de una mujer burguesa y formal. Soltera por opción, aunque
 la soltería fue una norma en las familias numerosas de la época.
La
 veta transgresora de Paulina afloró a medida que fue asumiendo 
compromisos que la enfrentaron a la desventaja de ser mujer. Maestra y 
primera médica del país, se involucró en la reforma social, y por eso 
luchó contra el sexismo. Socialista de la primera hora, –participó junto
 a Emilio Frugoni y Celestino Mibelli en el proceso de fundación del 
Partido, iniciado en 1907-. 
Aún siendo una 
pionera en varios campos, recibió reconocimientos tempranos. En 1913 el 
gobierno reformista del Presidente José Batlle y Ordóñez la encomendó a 
estudiar medidas de higiene social en Europa. En su estadía en Francia 
estuvo en contacto con el movimiento feminista en plena efervescencia. 
Hizo amistad con Madame Bonnevial, presidenta del Consejo de la Mujer y 
se interesó por la lucha contra la «trata de blancas» que impulsaba el 
movimiento abolicionista fundado por la inglesa Josefina Butler a fines 
del siglo pasado.3
Regresó
 de Europa con un empuje formidable, dispuesta a multiplicarse en 
distintas campañas a favor de la mujer, a impulsar la educación sexual, a
 combatir la «lacra social» del prostíbulo. Y todo ello sin abandonar su
 trabajo como médica, al contrario, atendió su consultorio, la sala 
hospitalaria, la Cátedra de ginecología de la Facultad de Medicina; 
desplegó su creatividad en congresos médicos con aportes originales. Se 
definió feminista, pero demostrando olfato político se rodeó de 
personalidades influyentes que apoyaron la iniciativa de conquistar los 
derechos civiles y políticos para la mujer.
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