LEEMOS Y COMENTAMOS
El 23 de setiembre de 1850 falleció Artigas. Recordemos que
Artigas se había retirado de nuestro país al fracasar sus ideas
libertarias.Desde 1820 vivió en Paraguay. Esos
últimos años de su vida están llenos de misterio y de informaciones
contradictorias, muchas de las cuales los historiadores todavía no han
podido aclarar. Falleció en compañía de su amigo y servidor Ansina, el
23 de setiembre. Te ofrecemos algunos fragmentos del libro Artigas, de Jesualdo Sosa:
Su pedido: “ya soy un hombre muerto, hay que dejarme quieto aquí”,
que le hiciera a su hijo cuando intentó llevárselo a su patria, era ya
el testamento del hombre que presiente su fin. Lo que quedaba en ese
entonces de la tan recia figura era apenas un hombre de mediana
estatura, delgado; conforme a la costumbre de aquel entonces, no usaba
barba; de largos rizos blancos; que vestía siempre un poncho paraguayo,
“paraí”, y un “carandaí”, sombrero de paja, alto. Andaba a menudo a
caballo y por la chacra de López a pie con un bastón largo y rústico. Le
bastaba un poco de agua y de mandioca; estaba resignado y sereno en su
último tramo.
Cuando advirtió el domingo 22, que algunas personas
le rodeaban para trasladarlo a la casona de López, para una mejor
atención, se rebeló de nuevo, casi como antaño:
-“¡Yo no debo
morir en la cama, sino montado sobre mi caballo! ¡Traigan al Morito que
voy a montarlo!” Pero habrían de ser estas casi de las últimas
expresiones de su poderosa libertad interior. Porque al amanecer del
lunes 23, su fiel negro Joaquín comprobaba con espanto, que Artigas
expiraba en silencio, con sus ojos lejanos como todo lo suyo.
En
la mañana del día siguiente, un carretón sin toldo, arrastrado por
bueyes,traqueteando, llevó su cadáver desde el rancho hasta la fosa del
camposanto de los insolventes... “tercer sepulcro del número veintiséis
del cementerio general...
un adulto llamado José Artigas, extranjero...”, anotó el cura
enterrador. Lo acompañaron algunas personas de buena voluntad, esclavos y
el negro Joaquín, que lo lloró con lágrimas centenarias.
extraìdo del portal ceibal
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