REVOLUCIÓN
Consideramos que la revolución es una transferencia por la fuerza del poder del Estado,
proceso en el cual al menos dos bloques diferentes tienen aspiraciones, incompatibles
entre sí, a controlar el Estado, y en el que una fracción importante de la población
sometida a la jurisdicción del Estado apoya las aspiraciones de cada uno de los bloques.
Dichos bloques pueden ser grupos homogéneos, como por ejemplo la clase de los
grandes terratenientes, pero frecuentemente están formados por coaliciones de
gobernantes, miembros de la población y pretendientes al poder. En una revolución, la
comunidad política no se comporta como antes; la distinción entre gobernantes, miembros
de la población y pretendientes al poder se hace menos nítida y luego se modifica.
Muchas veces, en el curso de una revolución, aquellos que en principio no luchaban por el
poder se movilizan y participan en el proceso. Cuando el poder del Estado se ve
seriamente amenazado, todos los intereses que dependen de la acción del Estado están
en peligro.
Recapitulemos los elementos que se han mencionado: dos o más bloques de poder con
un apoyo importante, aspiraciones incompatibles con respecto al Estado, transferencia de
poder. Se trata, por tanto, de una secuencia revolucionaria completa, que va desde la
ruptura de la soberanía y la hegemonía, a través de un período de enfrentamientos, hasta
el restablecimiento de la soberanía y la hegemonía bajo una nueva dirección. El proceso
de enfrentamiento y cambio desde el momento en que se plantea la situación de
soberanía múltiple hasta que ésta deja de existir constituye el proceso revolucionario. A
fin de evitar las ocupaciones del poder momentáneas, añadamos la estipulación de que el
nuevo régimen debe detentar el poder durante un período significativo, de al menos un
mes. Y para no tener en cuenta el desafío al poder del Estado de carácter estrictamente
local, estipulemos también que el bloque más reducido debe controlar al menos una
circunscripción importante del Estado, ya sea geográfica o administrativa.
(…) Con arreglo a esta definición, las rebeliones que son aplastadas, los golpes
incruentos y las transformaciones sociales impuestas desde arriba no pueden
considerarse plenamente como revoluciones pero pertenecen a una categoría próxima.
Fuente: TILLY, C. Las revoluciones europeas, 1492-1992. Grijalbo Mondadori. Barcelona
1995.
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