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domingo, 6 de septiembre de 2015

el estado oriental- 6to

En 1830 una Asamblea electa aprobó la Constitución del nuevo país, llamado oficialmente, "Estado Oriental del Uruguay". El régimen jurídico aseguraba, en apariencia, el orden interno inspirándose en modelos europeos y norteamericanos. El nuevos estado sería republicano y garantizaría los derechos individuales mediante la separación clásica de los tres poderes. El derecho del sufragio se impedia a los analfabetos, peones, sirvientes y vagos, la mayoría de la población. En principio, una minoría acomodada elegiría a diputados y senadores que permanecerían 3 y 6 años, respectivamente, en sus funciones. Estos a su vez, y cada 4 años, designarían al Presidente de la República que no podría ser reelecto, sino una vez transcurrido un período de gobierno. Esta Constitución rigió los destinos del Uruguay hasta 1919.
El país real, sin embargo, se salteó este orden jurídico europeizado. Las guerras civiles dominaron el escenario uruguayo hasta por lo menos 1876. En ellas se gestaron los dos partidos que pasaron a la modernidad y sobrevivieron en el siglo XX: el blanco y el colorado.
Una breve crónica de los principales hechos mostrará las etapas políticas y revelará la "anarquía", expresión que apareció en los escritos de los intelectuales que integraron los efímeros gobiernos, y que afloró en las quejas de las clases poseedoras de riqueza.
El primer presidente constitucional, Fructuoso Rivera (1830-1834) debió soportar tres alzamientos del otro caudillo rural, Juan A. Lavalleja.
Su sucesor, Manuel Oribe (1835-1838), tuvo que combatir dos alzamientos del ex-presidente Rivera. En 1836, en la batalla de Carpintería, los bandos usaron por primera vez las dos divisas tradicionales: el blanco distinguió las tropas del gobierno que se titularon "Defensores de las Leyes", y el celeste primero - el otro color de la bandera uruguaya - y el colorado después, fueron usados por los fieles de Rivera. Un segundo alzamiento de este derrocó al gobierno de Manuel Oribe en 1838. Rivera, auxiliado por la escuadra francesa que deseaba acabar con Oribe, el aliado del gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, ocupó Montevideo y se hizo elegir presidente por segunda vez en 1839. Ese año se inició la "Guerra Grande" cuando Rivera declaró la guerra a Rosas quien seguía reconociendo a Manuel Oribe como presidente constitucional del Uruguay. Los dos bandos uruguayos se internacionalizaron. Rivera contó con el apoyo de los enemigos unitarios argentinos y las escuadras francesas e inglesa. Las dos naciones europeas temían que Rosas anexara al Uruguay y deseaban además terminar con el monopolio que sobre la navegación del Paraná ejercía el gobernador de Buenos Aires. Oribe se apoyó en Rosas y puso sitio a Montevideo durante 9 años. (1843-1851).
El conflicto se resolvió cuando se retiraron los europeos e intervino el Imperio del Brasil a favor del Montevideo Colorado. Oribe y Rosas fueron derrotados. A pesar de ello se firmó una paz entre los orientales el 8 de octubre de 1851 por la cual se declaraba que no había ni vencidos ni vencedores.
La atmósfera que siguió a este conflicto fue de fusión entre los partidos. La ruina de la ganadería, el comercio y las fortunas privadas por la larga lucha, ambientó esa política. Pero los dos bandos habían encarnado en la memoria colectiva y la lucha civil se reanudo.
El presidente Blanco Juan F. Giró (1852-1853) fue derribado por un motín del ejército colorado. El nuevo caudillo de este partido, el General y caudillo rural Venancio Flores, gobierno como presidente hasta 1855. En 1856 la fusión y el pretendido olvido de los rencores del pasado llevaron al poder a Gabriel A. Pereira (1856-1860). Bajo su mandato, una fracción del Partido Colorado, llamada Partido Conservador, se alzó en armas y sus jefes fueron derrotados y fusilados en Quinteros por las tropas del gobierno. Entre 1860 y 1864 gobernó el presidente Bernardo P. Berro. Este pretendió continuar con la política de fusión pero los partidos renacieron. En 1863, el General Flores invadió el Uruguay con el apoyo del presidente argentino Bartolomé Mitre y la colaboración final del Imperio del Brasil. Bernardo P. Berro buscó apoyo en el Paraguay para restablecer así decía, el equilibrio en el Río de la Plata. Luego de la caída en manos de Flores de la ciudad de Paysandú (enero de 1865), uno de sus generales mandó fusilar a los más destacados jefes blancos. De este modo ambos partidos tradicionales tuvieron sus mártires y una carga de emotividad que les aseguró larga permanencia.
El triunfo de Flores culminó con su dictadura (1865-1868) y la intervención del Uruguay en la guerra de la Triple Alianza junto a Brasil y Argentina contra el Paraguay. En febrero de 1868, Venancio Flores, que había despertado rencores apasionados, fue asesinado. El mismo día fue ultimado el ex-presidente blanco Bernardo P. Berro. Las tradiciones partidarias se nutrieron de nuevos mártires.
Venancio Flores inició la serie de gobiernos colorados que recién concluyó en 1959. Lorenzo Batlle, su sucesor y presidente constitucional entre 1868 y 1872, debió enfrentar un alzamiento blanco comandado por el caudillo rural Timoteo Aparicio.

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