En 1830 una Asamblea electa aprobó la Constitución del nuevo
país, llamado oficialmente, "Estado Oriental del Uruguay". El régimen
jurídico aseguraba, en apariencia, el orden interno inspirándose en
modelos europeos y norteamericanos. El nuevos estado sería republicano y
garantizaría los derechos individuales mediante la separación
clásica de los tres poderes. El derecho del sufragio se impedia a los
analfabetos, peones, sirvientes y vagos, la mayoría de la población.
En principio, una minoría acomodada elegiría a diputados y senadores
que permanecerían 3 y 6 años, respectivamente, en sus funciones.
Estos a su vez, y cada 4 años, designarían al Presidente de la
República que no podría ser reelecto, sino una vez transcurrido un
período de gobierno. Esta Constitución rigió los destinos del Uruguay
hasta 1919.
El país real, sin embargo, se salteó este orden jurídico
europeizado. Las guerras civiles dominaron el escenario uruguayo hasta
por lo menos 1876. En ellas se gestaron los dos partidos que pasaron a
la modernidad y sobrevivieron en el siglo XX: el blanco y el colorado.
Una breve crónica de los principales hechos mostrará las etapas
políticas y revelará la "anarquía", expresión que apareció en los
escritos de los intelectuales que integraron los efímeros gobiernos, y
que afloró en las quejas de las clases poseedoras de riqueza.
El primer presidente constitucional, Fructuoso Rivera (1830-1834)
debió soportar tres alzamientos del otro caudillo rural, Juan A.
Lavalleja.
Su sucesor, Manuel Oribe (1835-1838), tuvo que combatir dos
alzamientos del ex-presidente Rivera. En 1836, en la batalla de
Carpintería, los bandos usaron por primera vez las dos divisas
tradicionales: el blanco distinguió las tropas del gobierno que se
titularon "Defensores de las Leyes", y el celeste primero - el otro
color de la bandera uruguaya - y el colorado después, fueron usados
por los fieles de Rivera. Un segundo alzamiento de este derrocó al
gobierno de Manuel Oribe en 1838. Rivera, auxiliado por la escuadra
francesa que deseaba acabar con Oribe, el aliado del gobernador de
Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, ocupó Montevideo y se hizo elegir
presidente por segunda vez en 1839. Ese año se inició la "Guerra
Grande" cuando Rivera declaró la guerra a Rosas quien seguía
reconociendo a Manuel Oribe como presidente constitucional del
Uruguay. Los dos bandos uruguayos se internacionalizaron. Rivera contó
con el apoyo de los enemigos unitarios argentinos y las escuadras
francesas e inglesa. Las dos naciones europeas temían que Rosas
anexara al Uruguay y deseaban además terminar con el monopolio que
sobre la navegación del Paraná ejercía el gobernador de Buenos Aires.
Oribe se apoyó en Rosas y puso sitio a Montevideo durante 9 años.
(1843-1851).
El conflicto se resolvió cuando se retiraron los europeos e
intervino el Imperio del Brasil a favor del Montevideo Colorado. Oribe
y Rosas fueron derrotados. A pesar de ello se firmó una paz entre los
orientales el 8 de octubre de 1851 por la cual se declaraba que no
había ni vencidos ni vencedores.
La atmósfera que siguió a este conflicto fue de fusión entre los
partidos. La ruina de la ganadería, el comercio y las fortunas
privadas por la larga lucha, ambientó esa política. Pero los dos
bandos habían encarnado en la memoria colectiva y la lucha civil se
reanudo.
El presidente Blanco Juan F. Giró (1852-1853) fue derribado por
un motín del ejército colorado. El nuevo caudillo de este partido, el
General y caudillo rural Venancio Flores, gobierno como presidente
hasta 1855. En 1856 la fusión y el pretendido olvido de los rencores
del pasado llevaron al poder a Gabriel A. Pereira (1856-1860). Bajo su
mandato, una fracción del Partido Colorado, llamada Partido
Conservador, se alzó en armas y sus jefes fueron derrotados y
fusilados en Quinteros por las tropas del gobierno. Entre 1860 y 1864
gobernó el presidente Bernardo P. Berro. Este pretendió continuar con
la política de fusión pero los partidos renacieron. En 1863, el
General Flores invadió el Uruguay con el apoyo del presidente
argentino Bartolomé Mitre y la colaboración final del Imperio del
Brasil. Bernardo P. Berro buscó apoyo en el Paraguay para restablecer
así decía, el equilibrio en el Río de la Plata. Luego de la caída en
manos de Flores de la ciudad de Paysandú (enero de 1865), uno de sus
generales mandó fusilar a los más destacados jefes blancos. De este
modo ambos partidos tradicionales tuvieron sus mártires y una carga de
emotividad que les aseguró larga permanencia.
El triunfo de Flores culminó con su dictadura (1865-1868) y la
intervención del Uruguay en la guerra de la Triple Alianza junto a
Brasil y Argentina contra el Paraguay. En febrero de 1868, Venancio
Flores, que había despertado rencores apasionados, fue asesinado. El
mismo día fue ultimado el ex-presidente blanco Bernardo P. Berro. Las
tradiciones partidarias se nutrieron de nuevos mártires.
Venancio Flores inició la serie de gobiernos colorados que recién
concluyó en 1959. Lorenzo Batlle, su sucesor y presidente
constitucional entre 1868 y 1872, debió enfrentar un alzamiento blanco
comandado por el caudillo rural Timoteo Aparicio.
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