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martes, 16 de abril de 2013

Los 33 orientales y la leyenda patria


Mirad: del Uruguay en las espumas,
Del Uruguay querido,
Brota un rayo de luz desconocido
Que, desgarrando el seno de las brumas,
Atraviesa la noche del olvido.
Semeja el fleco ardiente que colora
A la lejana estrella vespertina
Que el sueño de las tardes ilumina.
Es primero un albor... luego una aurora...
Luego un nimbo de luz en la colina...
Luego aviva... y se eleva... y se dilata,
Y, encendiendo el secreto de la niebla,
En fragoroso incendio se desata,
Que, en el cercano monte,
Destrenza su abrasada cabellera
Y salpica de luz el horizonte,
Y en el cielo uruguayo reverbera.


Despiertan los barqueros... ya es la hora;
Y, al chocar de los remos sobre el río,
Alzan la barcarola de la aurora
De ritmo audaz y cadencioso brío,
¡La eterna barcarola redentora!
Caen de los sauces las dormidas arpas
Por impalpable mano arrebatadas;
La selva entona de la patria historia
Los no aprendidos salmos inmortales;
Al beso de la luz se alza la guerra,
Y brotan de la tierra
Palpitantes recuerdos á raudales.
En luminosa ebullición sonora,
Los átomos alados
Nadan en luz en torno de la aurora.
Y despiertan los cantos olvidados
Que en el juncal dormían,
Los que en el bosque errantes se escondían,
Los que en las nieblas mudos se arropaban,
O sin eco en el aire discurrían,
E, impulsos sin objeto, desmayaban.


Y entre la luz, los cantos, los latidos,
Roja, intensa mirada
Que por el campo de la patria hermoso
Paseó la libertad, pisan la frente
Del húmedo arenal Treinta y Tres hombres;
Treinta y Tres hombres que mi mente adora,
Encarnación, viviente melodía,
Diana triunfal, leyenda redentora
Del alma heroica de la patria mía.


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