LAS CUATRO ESTACIONES
Con su ponchito de escarcha,
sus anteojitos de hielo,
con su bonete de niebla
y hebras de nieve en su pelo,
el invierno se pasea
por la calle y por el cielo.
Hoy lo encontré sentadito
en un banco de la plaza.
-¡Qué vergüenza tengo! –dijo.
-¡Qué vergüenza lo que pasa!
Con calefacción y estufa
todos me echan de su casa.
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