La tierra nos enseña
Nombre- alumnos de 6to año
Camila Bandera- Ana Lasaga-Antonella Martínez-Patricia
Almeida-Martín Pereira-Martín Amaro-Gastón Valles.
Escuela-Nº 78 rural
Edad- 11 años-12 años
Clase: 6to año
Departamento: Paysandú
Antel-47504354
EL CAMINO HACIA LA RIQUEZA
Había una vez, en un lugar muy lejano, olvidado por
muchos, una familia pobre que hacía muchas cosas para mantenerse.
Su mayor deseo era tener una casa propia.
Para poder llegar a eso resolvieron primeramente
producir en una huerta.
Como la canasta familiar había subido mucho pensaban
que sería una buena idea realizar este emprendimiento.
Un buen día decidieron ponerse en marcha y para ello se
reunieron para dividir actividades.
Primero diseñaron el lugar. Tenía que tener buena luz
solar y además estar cerca de una fuente de agua.
Allí comenzaron los problemas.
El agua que había daba para cubrir las necesidades de
la familia, era muy cara, a los gastos diarios se agregaban ahora los de la
huerta.
¡No se podía hacer!
Había que planear otra cosa.
Entre todos decidieron buscar ayuda para extraer el
agua del arroyito cercano y fue así que con la colaboración de vecinos y del
municipio se pudo lograr.
Tenían entonces un tanque con el agua proveniente del
arroyo ahorraban así el suministro de agua.
Organizados entonces consiguieron semillas y obtuvieron
así unas cuantas para poder realizar almácigos.
En la escuela se hablaba mucho de la diversidad y de
sembrar juntas flores y verduras para favorecer la acción de insectos
polinizadores.
La idea era combinar estética y alimentación y a su vez
crear cultivos trampas-las flores- para ayudar a crecer las legumbres sin
plagas.
Cuando aparecieron las primeras plantas todos se
sintieron felices.
Para festejar hicieron una rica torta aprovechando los
huevos del gallinero, el que proveía de buena carne y producía mucho.
Después se consiguieron lombrices californianas que
hacían más rico el suelo y la cosecha fue más abundante.
Había lechugas, espinacas, zanahorias, perejil, flores
como las caléndulas, taco de reinas.
También se encontraban las aromáticas: ruda, menta,
cedrón, albahaca.
A esto se le agregaron cuando se pudieron árboles
frutales como limoneros y naranjos.
El famoso diente de león, reinaba en la huerta ya que
poseía propiedades de atrapar insectos perjudiciales.
Una parte de la producción era para la familia, lo que
quedaba se vendía: las plantas con flores al vivero, la tierra humífera
producto de las lombrices a la veterinaria, así como los pollitos, los huevos a
comercios cercanos.
Pasaron muchos años luchando, ahorrando para lograr el
techo propio.
Hasta que llegó el día en que pudieron concretar su
sueño.
Costó pero llegó, apareció la casita soñada.
Fueron felices, tenían un hogar, una casita que si bien
no era nueva, debían hacerle muchos arreglos, era realidad.
Y fue así, ahorrando, soñando, habitando los diferentes
espacios y aprendiendo que juntos eran felices.
Lo simple, lo inesperado junto con la cooperación y el
anhelo de querer hacer lograron lo que parecía imposible.
Esta familia descubrió que el camino hacia la riqueza
depende de dos palabras: trabajo y ahorro.
Y vivieron felices por siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario